Un viaje especial: Lua, la pasajera de cuatro patas Hay días en que el taxi se convierte en algo más que un medio de transporte. Esta mañana, un hombre subió al coche con su perrita Lua , una preciosa mestiza de mirada dulce que, sin embargo, apenas podía moverse. Me contó que estaba enferma y que necesitaban llegar cuanto antes al veterinario. Sin dudarlo, iniciamos el trayecto con la delicadeza que merecía la situación. Durante el camino, su dueño me habló de Lua, de lo traviesa que solía ser, de cómo corría por el campo y de su alegría contagiosa. Ahora, verla tan quieta y con dolor le partía el alma. Yo lo escuchaba mientras conducía con cuidado, consciente de que en ese momento no transportaba solo a dos pasajeros, sino a una historia de amor incondicional. Al llegar a la clínica veterinaria, esperé unos minutos en la puerta. Me pareció importante interesarme por su estado. Al cabo de un rato, el hombre regresó con una ligera sonrisa: el veterinario les había dado esperanza,...
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